Yo fui un testigo de Jehova.

Yo fui un testigo de Jehová,

No de los que solo van los domingos a las reuniones 
para ver qué hay de Nuevo, o para su conciencia calmar,

No, yo si fui un testigo regular,

De los que se preparaban para enriquecer los comentarios,
de los que saludaban a todos, de los que casi nunca faltaba 
y que siempre que podía brindaba ayuda a los demás.

Yo fui un testigo de Jehová

No de los que solo salen al servicio para cumplir con las horas nada más, 
o para que no hablen o para mostrar la espiritualidad,

No, yo fui un testigo de verdad,

De los que veían el servicio como un asunto de máxima seriedad, 
de los que usan la Biblia y no solo una revista para predicar, 
de los que predican Buenas Nuevas y no solo destrucción para la humanidad.

Yo fui un testigo de Jehová,

No de los que muestran su amor en las reuniones solamente,
 pero que al volver a la vida cotidiana es como si no se conocieran, 
como simples extraños, que habitan en el mismo tiempo y espacio 
pero donde no existe la hermandad.

No, yo si fui un testigo en realidad,

De los que estaban atentos para ayudar al otro que estuviera en necesidad, 
quizá no con cosas materiales, que no tenía, 
ni con publicadas letras vacías que según son para consolar, 
más bien brindando un abrazo, una sonrisa sincera 
y con palabras de amor que regalar.

Yo fui un testigo de Jehová,

No de los que se la pasan criticando y juzgando a los de adentro 
y condenando a destrucción a los de afuera por no abrazar 
lo que ellos llaman “la verdad”, su verdad.

No, yo fui un testigo diferente, uno real,

Que no entendía por qué una membresía a una religión organizada 
pesaba más que lo que la misma Biblia dice de que 
si conocen al Hijo y ejercen fe en El vida eterna nos dará.

Yo fui un testigo de Jehová,

No de los que creen ciegamente en un grupo de humanos 
que viven en riqueza a costa de vender la fe y la esperanza a los demás, 
no de los que ven a Dios mismo atrapado, a expensas, como esclavo, 
de lo que digan quienes llevan la delantera dentro de la sociedad.

No, yo fui un testigo a quien le gustaba investigar,

Vaya que error, algo penado, condenable, 
aborrecible a los ojos de cualquier testigo regular, 
pero que considera que en la Biblia, 
no en ningún libro publicado por el hombre o miembro de la sociedad, 
podemos hallar la verdadera libertad.

Yo fui un testigo de Jehová,

Pero ahora no soy tan solo un testigo entre millones, controlado mentalmente, 
ahora soy testigo vivo, del Padre celestial, 
testigo de su amor, testigo de su eterna Gracia hacia mí.

Testigo de que cada día que amanezco vivo 
es por el milagro de la vida que me ha dado, 
de que cada bocado que entra a mi cuerpo 
es porque todo lo ha hecho para que subsistamos, 

testigo de que me ama tanto, 
porque a pesar de ser un pecador que falla y falla, 
cuando le pido perdón, cuando le pido ayuda, 
cuando le pido guía, ahí está presente, nunca ha de fallar.

Sí, yo soy testigo de mi Dios,

Porque si a un tribunal me llamaran a comparecer, 
con toda la confianza saldría yo a decir todo lo que ha hecho por mí, 
como es que mi señor Jesucristo padeció en esa cruz, madero o palo, 
derramando hasta la última gota para perdonar mis pecados, 
presentes, pasados y futuros. 

Soy testigo de Jesucristo, 
de que Él es el único Camino al Padre, 
Él es la Verdad y el único que ofrece Vida Eterna.

Sí, yo soy testigo del Señor,

No de los que venden su libertad cristiana 
a cualquier hombre, secta, organización o religión. 
No soy de los que toman la Biblia como base de peleas, 
de guerras, de odio o incluso de decoración.

Yo soy un hijo de Dios,

A quien le apasiona conocer de su Palabra, 
quien ve la vida, lo bello de la naturaleza, 
el amanecer, las estrellas y los cielos 
como una expresión de Dios diciendo

“aquí estoy contigo hijo, 
aunque pases por el valle de problemas, 
aquí está tu Padre que te ama, 
y que te da lo que necesitas, 
te da su amor, te da las fuerzas y también te da valor”.

Yo fui un testigo de Jehová,

De los que le daba mi fe, mi devoción 
y mi confianza a la organización watchtower, 
de los que creían que era por obras 
como conseguiría la salvación,

de los que creía que por asistir a las reuniones 
o por salir al servicio o por tener un nombramiento 
le estaba dando a Dios mi adoración.

Ahora me doy cuenta cuan equivocado estaba yo,

Porque es solo por la Gracia, por la Bondad Inmerecida,
mediante la fe y no por la obras 
que Cristo es que me da la salvación. 

Ahora me doy cuenta que las obras son el resultado de la fe, 
y que no es dedicar horas, 
sino mostrar amor a mis hermanos, a mis amigos,
a los que no conozco y a los que me consideran su enemigo.

Es amar a Dios sobre todas las cosas 
y al prójimo como a mí mismo 
lo que me acerca más a imitar a mi Padre, 
a mi Amigo, a mi Dios.

Sigo siendo testigo de Jehová,

No solo uno más en la organización, 
ahora soy testigo de Jesús, 
testigo del amor y testigo de que 
cuando entre la humanidad abunda la unidad, 
la paciencia y el amor, 
muchas cosas grandes, 
muchas cosas bellas hace posible Dios.

Hoy no vivo bajo el terror,
Ya no vivo en el miedo o en la angustia, 
sino bajo la Gracia de Dios, 
y me esfuerzo diariamente por dejar la huella, 
por dejar la marca que me identifica como cristiano, 
a saber mostrar amor. 

Hoy te invito a que no le tengas miedo, 
Él te ama, acércate a Él con todo el corazón, 
con la confianza, se también testigo, 
testigo del gran amor de Dios.

Josue Guerrero

Septiembre 12, 2015